29/4/10

España al revés

“España al revés”. Por la memoria. Por la justicia.
El Universal 24 de abril de 2010

Para Pablo Lorenzano Menna,
hijo de desaparecidos,
hermano de todos


“Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero, si me quieres escribir ya sabes mi paradero, tercera brigada mixta, primera línea de fuego. Tercera brigada mixta, primera línea de fuego…”, cantaba mi madre mientras íbamos en el coche rumbo a la playa, en un camino que a mis hermanos y a mí nos parecía interminable, y que sólo las canciones que desafinábamos en familia (ni modo, tengo que ser honesta: ninguno de nosotros heredó el oído del abuelo cellista) hacían más o menos llevadero. “El Ejército del Ebro, rumba la rumba, la rumba la. El Ejército del Ebro, rumba, la rumba, la rumba la, una noche el río pasó. Ay Carmela. Ay Carmela”.
Esas canciones fueron lo primero que supe de la Guerra Civil Española. Eso y algunos poemas de García Lorca, de Machado, de Miguel Hernández. Porque sí - volveré a ser honesta, aunque me dé un poco de pena - también nos daba por decir poemas.

Cuando años más tarde, el maravilloso Luis Rius poblaba sus clases de la mejor poesía en nuestra lengua, con esa voz suya que hacía que todas y todos nos enamoráramos perdidamente de su ya entonces “triste figura”, yo me sentía en familia. Tengo que aclarar que mi madre no era española, ni hija ni nieta de camborios, Simplemente estaba convencida de que las luchas de todos los pueblos por un mundo más libre y más justo (qué grandilocuentes suenan de pronto estas palabras) eran su propia lucha (difícil explicar esto en el reino de la banalidad y el individualismo en el que estamos inmersos, ¿no?). El “internacionalismo”, la solidaridad, el compromiso, formaban parte de su identidad. De la de ella y de toda una generación (ésa que fue diezmada por la dictadura militar argentina). Era por eso que una parte de su corazoncito estaba con el experimento democrático más entrañable del siglo XX: la República Española.

Me acordé de todo esto hace un par de semanas; el 14 de abril claro, como cada 14 de abril, fecha del nacimiento de la República. Hoy hace ya 79 años. “Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero. Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero…”. ¡Qué tema éste de la memoria histórica! ¡Qué tema cuando lo más fácil es apretar la tecla “delete” para que “no quede huella, que no y que no”, como canta Bronco! Pero la huella está. Están las heridas todavía abiertas. Están los sobrevivientes que con el rostro ajado y el puño en alto se reunieron frente al muro de la ignominia en el Cementerio de la Almudena en Madrid.

Allí donde fueron fusilados más de 3,000 republicanos entre 1939 y 1943, en pleno régimen franquista, y llevaron claveles rojos que pusieron junto a las fotos de las víctimas. Está el viejo militante que participó, envuelto en la bandera roja, amarilla y morada, en la ceremonia de Buchenbald donde pasó largos, larguísimo meses. Están los hijos y nietos que buscan los cuerpos de sus seres queridos, que reclaman justicia, que cantan aún el Himno de Riego, y que hoy firman los cientos de cartas de apoyo al Juez Baltasar Garzón que circulan por el mundo. Porque parece increíble, pero es cierto: el juez que quiere hacer valer la justicia para condenar los crímenes de Franco es hoy un perseguido por ese mismo sistema judicial al que pertenece. Él es el perseguido. No los crímenes.

¿Es éste el pacto sobre el cual se ha sostenido la democracia en España? ¿Un pacto de silencio y “olvido”? Acusan a Garzón de prevaricación por investigar los crímenes y desapariciones ocurridos durante el franquismo, algo supuestamente fuera de su competencia, según lo establecido en la Ley de Amnistía.

Pero ¿dónde queda entonces el pedido de nulidad de dicha ley que ha hecho la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas? Los crímenes de lesa humanidad no están sujetos a ella. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben. “España al revés: corruptos y fascistas juzgan al juez”, es una consigna que se grita en las manifestaciones de apoyo al Juez Garzón.
La escritora Almudena Grandes, los poetas Luis García Montero y Marcos Ana, Pedro Almodóvar, los actores Pilar Bardem, Aitana Sánchez Gijón y Juan Diego Botto, entre otros, han creado la “Plataforma contra la Impunidad del Franquismo”, y en uno de sus actos han recitado poemas de Miguel Hernández. “Para la libertad, sangro lucho, pervivo…”. Los mismos que nos enseñaba mi madre.

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